De una manera sencilla se podría definir el Bootstrapping como la mejor forma, para cualquier emprendedor o pyme, de llevar a buen puerto su proyecto. Más allá de la buena o mala situación en la que se encuentre el mercado.
El concepto parte de una mentalidad completamente distinta a las prácticas empresariales establecidas y ya conocidas. Podríamos entenderlo como una manera de afrontar cualquier tipo de negocio y sus problemáticas añadidas, con los propios recursos de que disponemos. Intentando cambiar la manera de atender y fidelizar a nuestros clientes, no esperando a que estos aparezcan en función de la capacidad económica de cada empresa. Que si bien ha sido una manera de trabajar con cierto éxito hasta ahora, puede presentar problemas que debemos afrontar. Tales como la velocidad de reacción ante cualquier eventualidad, o la dependencia en exclusiva de las posibilidades de inversión que dispongamos para poder captar clientes.
El bootstrapping como una nueva técnica de emprendimiento tuvo su estallido en Estados Unidos con la llegada de la gran crisis económica de 2008. Bajo ese duro y complicado panorama económico y financiero. Se impuso la tendencia de que para subsistir y crear nuevos negocios se debía realizar bajo un proceso acorde con la financiación disponible y necesaria en cada momento. Básicamente en esto consiste esta metodología. Apostar en una idea, partiendo de tus propios recursos, vendiéndola desde el inicio de tal forma que sea interesante para los inversores.
Metodología bootstrapping
Sabemos lo que queremos y tenemos perfectamente estudiado adónde pretendemos llegar pero ¿cómo empezar con nuestro negocio utilizando el bootstrapping?
- Las prisas son malas consejeras. Nuestra prioridad máxima debe y tiene que ser acometer y realizar las acciones imprescindibles para que nuestro negocio se desarrolle de manera eficiente en base a un crecimiento paulatino.
- No debemos pensar en lo inmediato, tenemos que marcar expectativas si no bajas, sí conseguibles y con un incremento constante. Esto es, independientemente de las dificultades o éxitos debemos tener objetivos medibles y escalables.
- En el flujo de caja, reside la clave. Acomodar nuestro ritmo a nuestros fondos y posibilidades es vital para poder conseguir lo planificado. Contando siempre con liquidez suficiente para poder afrontar pagos y seguir paso a paso creciendo.
Ventajas del bootstrapping
- De ti depende tu negocio. Eres tú quién define, ordena y sabe lo que quiere en tu negocio, sin dependencia de inversores que te pidan resultados inmediatos. Pudiendo apostar y volcarte en tu idea y desarrollarla con los tiempos planificados. Transmitiendo a otros tu pasión y ganas de involucrarse en el proyecto.
- Control directo con consciencia plena del conocimiento necesario, aprendiendo por tanto a mejorarlo en el día a día.
- Desde el inicio, al ser el único capital de la empresa, el tuyo. Eso mismo te exigirá un mayor análisis y estudio a la hora de realizar una nueva inversión. Buscando siempre el retorno a cada cantidad invertida.
- Mayor implicación y valoración de tus clientes. Son ellos los que te dirán y darán valor a tu proyecto.
- Tu creatividad se incrementará, porque tu negocio la hará salir.