Cuando piensas si tienes o no que hacer la declaración de la renta, muchas veces no sabes qué tipos de ingresos tienes que declarar.
Algunas personas no son conscientes de que la declaración es más que simplemente poner los ingresos por su trabajo, descuidando alguna operación financiera o percepción de renta que no han tenido en cuenta.
Ingresos a declarar en la Renta
Los ingresos que tributan en la declaración de la Renta vienen establecidos en la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.
Hacienda dice que tienen que tributar lo que consideran “hecho imponible”, que es la obtención de renta por parte del contribuyente
Principalmente los ingresos o rentas por parte del contribuyente son los siguientes:
- Los rendimientos del trabajo. Son los ingresos derivados del perfil laboral y de trabajo de la persona. Los más comunes son el sueldo y retribución del trabajador o las prestaciones por desempleo. También deben tenerse en cuenta aspectos como dietas de viaje o aportaciones de las empresas a planes de pensiones.
- Los rendimientos del capital. Aquellos ingresos obtenidos a partir de elementos patrimoniales o de bienes mobiliarios. Los más comunes son depósitos bancarios o acciones.
- Los rendimientos de las actividades económicas. Son los obtenidos por las personas que son empresarias, y que trabajan por cuenta propia como autónomos. Aquí se introducen los ingresos y gastos de la actividad empresarial y se tributa por el rendimiento obtenido con la empresa.
- Las ganancias y pérdidas patrimoniales. Son las variaciones en el patrimonio del contribuyente, y normalmente se materializan a comprarlo o venderlo. Es este caso el ejemplo más claro es la compra o la venta de una vivienda, ganar un premio o las operaciones con criptomonedas, cuya tributación está tan de moda.
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